En Irak, la retirada de la “tinta electoral” genera temores de fraude

Esta es una práctica arraigada en Oriente Medio y otras partes del mundo. En Irak, desde 2005, se exige a los votantes que han emitido su voto que mojen un dedo (el pulgar o el índice, según el país) en tinta indeleble antes de salir del colegio electoral, principalmente para evitar que emitan varios votos.
Pero el 20 de julio, la Alta Comisión Electoral Independiente iraquí, encargada de organizar las elecciones en el país, anunció el fin del uso de esta tinta durante las próximas elecciones legislativas previstas para el 11 de noviembre.
Una decisión que “desata un amplio debate sobre la integridad del proceso electoral”, explica el sitio web iraquí Al-Alam Al-Jadid .
La comisión justificó esta decisión explicando que se pondrán en marcha "tecnologías modernas y procedimientos electrónicos" para verificar la identidad de los electores, haciendo así "innecesario" el uso de tinta indeleble, informa el diario iraquí Al-Sabah .
Como preparación para las próximas elecciones, el gobierno planea proporcionar tarjetas de votante biométricas a aquellos registrados en el censo electoral e introducir un sistema de verificación de huellas dactilares y escaneo ocular en los centros de votación.
“Si bien la tinta indeleble ha sido vista durante mucho tiempo como una protección práctica y simbólica en un país donde la confianza institucional es frágil, los defensores de la modernización argumentan que el uso de registro biométrico y sistemas electrónicos en Irak ahora ofrece protecciones más fuertes”, escribe el sitio web iraquí +964 .
Pero para algunos expertos, la eliminación de la tinta indeleble "constituye una falla grave que podría permitir a los electores votar más de una vez, en caso de fallo de los procedimientos de verificación humana y tecnológica", advierte el diario iraquí Az-Zaman .
“La tinta no era una mera herramienta simbólica, sino una primera línea de defensa contra el doble voto y el fraude, y su cancelación en esta etapa plantea interrogantes sobre la transparencia e integridad de futuras elecciones”.
Esta polémica surge, señala Al-Alam Al-Jadid, en un momento en que el "mercado" de tarjetas electorales falsas y de "compra de votos" está en auge, cuyo precio alcanza ya los 400 dólares (unos 340 euros).
También aparece en un contexto de niebla política, con varios partidos y líderes que han expresado su intención de boicotear las próximas elecciones, como el influyente clérigo chií Moqtada Al-Sadr, cuyo partido ganó las últimas elecciones en 2021 antes de ser destituido del poder bajo la presión de partidos y milicias proiraníes.
En este contexto, los observadores esperan una baja participación, "debido al descontento popular y a la sensación de que cambiar el sistema político es difícil".